En un mundo cada vez más electrificado, la producción de electricidad se ha convertido en un indicador clave del poder económico y tecnológico de un país. No solo refleja la capacidad industrial, sino también el acceso de su población a servicios modernos y sostenibles.
Durante el año 2024, las cifras de generación eléctrica revelan una clara dominación por parte de ciertas potencias globales, aunque también destacan países que, con menos volumen, logran avances significativos en energías renovables y eficiencia.
Este ranking muestra los 10 países que lideran la producción de electricidad a nivel mundial, midiendo su desempeño en teravatios-hora (TWh). Es importante recordar que este dato no solo indica consumo interno, sino también exportación de energía, uso industrial y desarrollo tecnológico.
Al observar estos datos, se puede entender mejor el panorama energético global y qué naciones están mejor preparadas para una transición hacia un modelo energético sostenible.
En esta entrada también destacaremos el caso especial de España, que aunque no está en el top 10, sigue teniendo un rol destacado en la generación de energía limpia.
En los últimos años, España ha apostado con fuerza por las energías limpias, en particular la solar y la eólica. De hecho, en 2023 y 2024, más del 50% de la electricidad generada provino de fuentes renovables. Esta transformación ha posicionado al país como referente en transición energética dentro de Europa. A pesar de ello, su posición global se ve limitada por una menor población y base industrial en comparación con gigantes como China o EE.UU.
España también ha cerrado progresivamente sus plantas de carbón, lo que ha reducido emisiones pero ha supuesto retos para la estabilidad de la red en momentos de alta demanda. El futuro del sector eléctrico español dependerá de su capacidad para expandir el almacenamiento energético y reforzar las interconexiones con otros países europeos.
Esta estrategia ha permitido a Francia tener una de las emisiones más bajas de CO₂ por kilovatio producido en Europa. Aunque las plantas envejecidas requieren renovación, el gobierno ha anunciado inversiones para nuevos reactores y más energía solar. La fiabilidad y bajo costo de su electricidad son pilares de la economía francesa.
El país ha cerrado todas sus plantas nucleares y ha aumentado la participación de la energía eólica y solar. Sin embargo, enfrenta desafíos por la intermitencia de estas fuentes y la necesidad de reforzar sus redes eléctricas. El carbón sigue siendo parte de la matriz, aunque en descenso. Alemania es vista como un laboratorio energético global por su ambiciosa estrategia de descarbonización.
El país utiliza principalmente energía nuclear y gas natural para su generación eléctrica, aunque las renovables han comenzado a ganar terreno. Corea del Sur también es líder en tecnologías de baterías y smart grids, aspectos claves en su transición energética. Las metas climáticas del país impulsan políticas ambiciosas para reducir las emisiones del sector eléctrico.
El país tiene una de las matrices más limpias del mundo, con un 80% de su electricidad proveniente de fuentes bajas en carbono. Además de la hidroeléctrica, destaca la energía nuclear en Ontario y un creciente interés en solar y eólica. La interconexión con EE.UU. también permite exportar electricidad limpia.
El país también está expandiendo su uso de energía eólica y solar, especialmente en el noreste. Sin embargo, el sistema sigue siendo vulnerable a sequías prolongadas que afectan las represas. Brasil es un ejemplo de cómo los recursos naturales pueden ser la base de un sistema eléctrico sostenible, pero también frágil ante el cambio climático.
Hoy en día, Japón combina gas natural importado, energías renovables (solar y eólica principalmente) y, en menor medida, reactores nucleares reactivados bajo estrictas medidas de seguridad. La eficiencia energética y la innovación tecnológica son pilares del sistema japonés, que enfrenta además desafíos por su dependencia energética del exterior.
El gas natural es la fuente dominante en la matriz rusa, seguido por la energía hidroeléctrica y nuclear. Aunque Rusia tiene potencial renovable, su desarrollo ha sido limitado por prioridades económicas y políticas. La infraestructura eléctrica rusa también cumple un rol estratégico en la exportación de energía hacia países vecinos.
La matriz energética india sigue dominada por el carbón, aunque la inversión en renovables ha crecido rápidamente, especialmente en energía solar. India también trabaja en expandir su infraestructura eléctrica rural para garantizar acceso universal. La transición hacia energías limpias será crucial para reducir la alta contaminación urbana.
El país ha avanzado notablemente en generación renovable, especialmente en energía solar en el suroeste y eólica en el medio oeste. No obstante, el gas natural sigue siendo la principal fuente. Además, la energía nuclear mantiene una presencia estable. Las políticas federales y estatales continúan promoviendo la transición energética mediante incentivos a tecnologías limpias.
El sistema energético chino se ha transformado rápidamente. Aunque históricamente ha dependido del carbón, el país ha incrementado masivamente su capacidad solar, eólica e hidroeléctrica. Aun así, el carbón sigue aportando cerca del 60% de la producción. China también está invirtiendo fuertemente en redes inteligentes y almacenamiento energético, buscando estabilidad y eficiencia en su enorme sistema eléctrico.